miércoles, 21 de agosto de 2013

PRINCESAS DE CRISTAL O CUENTOS PARA NO DORMIR

Hace mucho tiempo me contaron que las mujeres somos princesas
vestidas con tul y seda, con tiaras en el pelo, ensortijadas y refinadas.
Que debemos estar expectantes, anhelantes de principes azules
que con su reluciente armadura cabalgan valerosos a nuestro rescate.
Una salvación ornamentada con brazos de hierro
para alzar nuestro tierno cuerpo de ese fango del suelo.
Que sin su beso y su semilla estamos dormidas, envenenadas
por nuestra propia matriz ya madura que se pudre y se seca lentamente.
Besos que prometen miel succionada del más tierno panal y que en realidad
guarda un enjambre de palabras que zumban sin sentido para los oídos.
Pues, yo no quiero ser princesa, prefiero ser caballero, un guerrero,
con jubón troquelado y cota de malla de acero.
En mi cabeza, un yelmo plateado con cuernos de toro bravo
y en mi mano un mandoble de acero forjado que abata las sombras de mi inconsciencia.
Matando sapos disfrazados, cortando las manos que regalan rosas llenas de espinas.
No quiero ser princesa, tierna flor delicada, una orquídea moteada
que se quiebra, tanto por fuertes ventiscas como por leves brisas.
No tengo necesidad de ser salvada de una vasta soledad y dependencia,
ni de protección de los terrores de las noches más oscuras con tormenta.
Solo quiero llegar al lugar que me corresponde en este mundo de sueños rotos.
Y eso es algo que ni el más apuesto príncipe me conseguirá dar
puesto que es algo que solo yo podré encontrar.
Así que deja de contarme cuentos ya... porque es qué luego no duermo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario